El sentido de la existencia humana, según los Derviches, es conocernos a nosotros mismos.

El sentido de la existencia humana, según los Derviches, es conocernos a nosotros mismos.

Los derviches se saludan con una expresión increíble para nosotros "¡Ashkolsun!". Lo entendemos como "¡Bravo!", su traducción literal es "que sea amor", pero el saludo significa "que el amor te acompañe". ¿Qué mejor saludo que este? Dejas de ver enemigos en el mundo que te rodea y ves amigos en todas partes.

Creen en la inmortalidad del alma

Los derviches son los místicos de Oriente. Se les llama los sabios giratorios debido a la increíble danza por la que son conocidos. Transmiten al mundo islámico los conocimientos esotéricos acumulados durante milenios. Creen en la reencarnación, algo en lo que el Islam no cree. Creen que el sentido de la existencia humana es conocernos a nosotros mismos. Que debemos vernos a nosotros mismos como una partícula divina inmortal. Su sociedad es parte del sufismo, una enseñanza de sabiduría cuyo objetivo es la transformación y perfección espiritual. En el corazón del Sufismo están el amor y la devoción. El maestro de los derviches y los sufíes, Jellaladdin Rumi, creía que Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos. Está convencido de que buscando las respuestas a las preguntas que nos preocupan, podemos encontrarlas mejor dentro de nosotros mismos. Tomando tiempo para nosotros mismos y observando nuestros propios pensamientos y sentimientos.

Los sabios que giran toman la vida como una prueba

Los verdaderos derviches no se convierten en monjes y no huyen de la sociedad para vivir separados. Para ellos, un verdadero ermitaño puede serlo incluso en la ciudad más concurrida del mundo, porque el ermitaño no es exterior y ostentoso, es espiritual. Los derviches viven al ritmo de otras personas. Son comerciantes, galeristas, abogados, artesanos, hacen de todo. Pero ven su vida como una prueba. Su significado para un derviche no es encerrarse en sí mismo, sino ayudar a los demás. Cuando le preguntas al derviche real de dónde viene, nunca dice que vengo de la ciudad de Konya o de otro lugar, el derviche real responde:

"Vengo de Dios y voy a Dios". Entonces te queda claro qué tipo de persona es.

Estos sabios hablan de varias etapas de conocimiento. La primera etapa es el conocimiento que se nos da a través de los libros y la escuela: todos llegamos a esta etapa. Pero especialmente importante, según ellos, es la etapa en la que aprendemos sobre el mundo que hay dentro de nosotros volviéndonos hacia nosotros mismos. Están convencidos de que la única forma de juzgar a las personas que nos rodean es prestando atención a cómo nos sentimos en su presencia. Si tenemos que comportarnos de manera diferente y cambiarnos para complacerlos, entonces esas personas no son para nosotros. Sin embargo, si las personas que nos rodean nos hacen ser quienes somos en nuestra esencia, entonces estos son nuestros "espejos", nuestros amigos y compañeros de vida.

No importa lo que dejamos, sino cómo vivimos aquí y ahora

Los derviches elevan el corazón humano a un culto. Piensan que no se puede mentir. Sin embargo, nuestra mente puede ser fácilmente engañada por los sentidos: vista, tacto, oído, olfato. "Confía en tu corazón", dicen los Derviches, y no tanto en tu juicio. La intuición también, es conocimiento sintetizado de vidas anteriores.

Según la filosofía de los derviches, si nos damos cuenta de que este camino es desde la eternidad y hacia la eternidad y desde Dios, el miedo desaparecerá en nosotros, porque el mayor miedo del hombre es la muerte. La gente tiene miedo de ser transitoria, perecedera, tiene muchas ganas de dejar algo atrás. Esto no tiene sentido desde un punto de vista espiritual, porque nunca dejamos de existir, por lo que no es lo que dejamos atrás, sino cómo vivimos en el aquí y ahora.

Bailando caen en estado de trance

Bailan ataviados con largas túnicas blancas, con amplias faldas y mantos negros. Tienen sombreros rojos en la cabeza. Cuando el jefe de la ceremonia se inclina, conduce a los derviches en círculo. Una vez que han hecho tres rondas, se quitan las capas negras, que simbolizan la liberación de sus preocupaciones terrenales. Después de abrir los brazos, comienzan a girar manteniendo el brazo derecho extendido hacia arriba. De esta manera, reciben una bendición del cielo, que conectan a la tierra a través de su mano izquierda inclinada hacia abajo. Girando sobre el talón izquierdo, aumentan cada vez más las revoluciones, cayendo en trance.

Si quieres experimentar la magia de la danza derviche, visita la ciudad de Konya, Turquía, donde cada año el 17 de diciembre celebran la muerte de su maestro Rumi, quien nació en Persia pero vivió y trabajó en Konya. No es casualidad que celebren su muerte, porque él mismo lo pidió, diciendo a la hora de su muerte que no lo lloraran, sino que celebraran sus bodas con la eternidad.

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