Mamá, muéstrame que siempre puedo recurrir a ti. Y cuando crezca, podré confiar en la gente.
Mamá, dime que te gusta comunicarte conmigo. Y cuando crezca, sabré que soy interesante.
Mamá, no me prohíbas llorar, estar enojado, estar triste y estar feliz. Háblame de sentimientos. Y cuando crezca, me entenderé a mí mismo y sabré que todo está bien conmigo.
Mamá, fíjate en lo que me está pasando. Creceré y seré capaz de tener intimidad emocional con otras personas.
Mamá, ayúdame cuando estoy en problemas, consuélame cuando me equivoco y he fallado. No me castigues. Cuando crezca, creeré en mí mismo y podré apoyar a los demás.
Mamá, pídeme lo que me gusta y lo que necesito. Y cuando crezca, podré comprender mis verdaderos deseos.
Madre, déjame no estar siempre de acuerdo contigo, protestar y rechazarte. Y cuando sea grande, podré decir que no.
Mamá, dame libertad, no me controles todo el tiempo. Y cuando crezca, seré una persona responsable.
Mamá, no te apresures a hacerme adulto, déjame ser un niño, ser débil e indefenso. Y creceré para ser autosuficiente e independiente.
Mamá, ámame así. Y cuando crezca, me sentiré valorado.
Madre, quédate a mi lado mientras yo sea un niño. Y cuando crezca, no sufriré de soledad.
Y algo más. Mamá, abrázame más a menudo, por favor.
Ayuda al niño a liberar la tensión acumulada durante el día con un Cuento Relajante para Niños de Milena Goleva
Lea también: El abrazo de una madre hace maravillas
Fuente: gneztoto
Leer más: Cuando empiezas a quererte a ti mismo, empiezas a vivir
Comentarios de Facebook