Confucio tuvo tres discípulos: Gong, Lu y Zhang. Una vez un monje errante le preguntó:
– ¿Qué hay de tu estudiante Goon?
- Es tan inteligente que incluso los científicos más eminentes lo admiran.
– ¿Y cuáles son los méritos de Lou?
– Su valentía supera el coraje incluso de los guerreros más famosos.
– ¿Y tu tercer alumno?
– El arduo trabajo de Zhang es admirable.
El monje se sorprendió al escuchar estas palabras del gran Confucio y le preguntó:
– Pero si uno es tan listo, otro tan valiente, y el tercero tan laborioso, ¿qué más pueden aprender de usted, maestro?
"El arma es inteligente, pero vago", comenzó Confucio. "Lou es valiente pero tonto". Y Zhang es trabajador pero envidioso. Gun todavía no sabe que la mente no puede traer felicidad a una persona si es perezosa. Lou aún tiene que aprender que la audacia sin razón conduce a la perdición. Y Zhang debe comprender que la alegría no puede coexistir con la envidia. Entonces, como puede ver, mis alumnos aún no saben nada. Y hasta que entiendan estas verdades, seré su maestro y ellos serán mis alumnos.
Ver también: Bienaventurado el que da..
La parábola es parte de la colección "SIEMPRE HAY ESPERANZA. 150 PARÁBOLAS SOBRE EL ARTE DE VIVIR", editorial Gnezdoto
Leer más: Las magníficas reglas de la educación de María Montessori
Comentarios de Facebook