fbpx Quiero vivir al lado de la gente humana, mucho
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.

Conté mis años y descubrí que me queda menos tiempo en este mundo que el tiempo que he vivido hasta ahora.

Me siento como ese chico que ganó una bolsa de golosinas. Algunas se las come con rapidez y placer, y cuando nota que le quedan pocas, empieza a tragarlas lentamente, disfrutando de cada bocado. Selecciona cuidadosamente el momento del próximo festín, lo anticipa, siente con cada célula suya, hasta las fibras más profundas de su cuerpo, la dulzura de las delicias.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discutan estatutos, normas, reglas, métodos de actuación, reglamentos internos, con la plena conciencia de que las conversaciones no llevarán a ninguna parte.

Ya no tengo tiempo para aguantar personalidades absurdas, que, independientemente de su edad, no han crecido. No tengo tiempo para la mediocridad. Tampoco quiero asistir a reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a los manipuladores, a los interesados, a los arribistas, a los maniobristas.

Me enfurecen las personas que tratan de desacreditar a los más capaces para usurpar sus lugares, atribuirse sus talentos y logros a sí mismos.

Odio presenciar la lucha por un lugar más importante, observar el efecto que produce entre los más ambiciosos.

Desprecio a las personas que discuten no sobre el contenido, sino sobre los títulos. Mi tiempo es demasiado valioso para preocuparme por los títulos.

Quiero la esencia, el núcleo, la esencia, mi alma se precipita…

No hay muchas golosinas en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana, sobre todo, humana.

Personas a las que les gusta reírse de sus errores.

Que no se preocupan por sus éxitos y no se olvidan de sí mismos.

Quienes no son considerados los elegidos, una élite superior al resto. Antes de que realmente se convirtieran en uno.

Que no huyen de sus responsabilidades.

Quienes protegen la dignidad humana.

quien no quiere nada más que ir de la mano de la verdad y la justicia, el honor y la dignidad.

Lo esencial, lo básico, lo simple, lo ordinario, lo natural, lo más básico, eso es lo que hace valiosa la vida. Lo que hace que nuestro viaje en este mundo valga la pena.

Quiero rodearme de personas que sepan tocar el corazón de los demás y puedan hacerlo.

Personas que no han sido endurecidas por los golpes crueles de la vida, sino que han crecido con una dulzura en sus almas. A quien la desgracia ha hecho más sabio.

Sí, me apresuro a vivir con la intensidad que sólo me puede dar la edad adulta.

No quiero desperdiciar nada de lo bueno que me queda. Estoy seguro de que serán incluso más dulces que los que he comido hasta ahora.

Mi objetivo es llegar al final tranquilo, en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Espero que algún día esto se convierta en el sueño de todos nosotros, porque de una forma u otra, llegaremos al final... ¿Y por qué no con alegría y satisfacción?

Una colección de meditaciones guiadas por Milena Goleva

es "El tiempo precioso de la madurez" de mario de andrade

Fuente: poznanie.dir.bg

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